Nuestra almas llenas de calma, inmóvil ante los acontecimientos humanos, nos hacen complices de ellos en su máxima extensión. Los que nos demora en comprender es nuestra actitudes hacia estas. La naturaleza humana se forma de costumbres, hábito, creencias, que nos llevan a formar una ética en nuestra sociedad.
En los bosques tenemos silenciosos fenómenos que analizamos para el disfrutes de nuestra vista. Los humanos aprendemos todas las acciones de los residentes faraónicos en la naturaleza. Muchas veces los que nos convierte mas animales que esos buenos residente es la capacidad de pensar, que es lo que nos debe convertirnos en mas humanos que los susodicho.
En los conglomerados de la fauna de nuestro planeta, algunos de ellos tenia que ser el máximo oponente del ruido, que silenciara los demás residentes, solo aquellos que logran burlar los gritos de ese rey, podrán sobrevivir, los demás van a estar contra este y solo sobrevivirán si pueden inclinar la cabeza a su majestad.
Pero en nuestra especie, nuestro mundo, se repite de la misma manera que en la selva. Donde existen reyes, que gritan mas fuertes que los demás, dominan quienes difundan esos gritos, vociferando contenidos inventados que minimizan la capacidad de protestar de aquellos que le molestan esos insultos ruidoso. La voracidad de quienes no tengan dignidad, serán sus mas cálidos aliados y complices, silenciando cualquier queja o desacuerdos de esos a quienes se les negó todo al nacer.
" El silencio ruidoso de conciencia, nos debes matar mas rápido que la expresión autentica de nuestro derecho "