Las prisiones privadas
La privatización de las prisiones comenzó a tomar auge en 1980 durante los gobiernos de Ronald Reagan y Bush padre, pero alcanzó su máximo crecimiento en 1990 con Bill Clinton, cuando las acciones en el Wall Street se vendían como pan caliente. El programa de Clinton para reducir la fuerza laboral federal ocasionó que el Departamento de Justicia diera por contrato, a corporaciones de prisiones privadas, el encarcelamiento de trabajadores indocumentados y de prisioneros de alta seguridad. Las prisiones privadas representan el sector más pujante del complejo industrial de prisiones.
Hay como 18 corporaciones custodiando a 10,000 prisioneros en 27 estados. Las dos más grandes son la Corporación Correccional de América CCA y la Wackenhut que controlan el 75 por ciento. Una prisión privada recibe una garantizada cantidad de dinero por cada prisionero, independientemente de cuánto cueste mantener al preso. De acuerdo al administrador de prisiones privadas de Virginia, Rusell Boraas el "secreto de operar a bajo costo es tener un número mínimo de guardias cuidando al máximo número de presos". La CCA tiene una prisión ultramoderna en Lawrenceville, Virginia en la cual cinco guardias en el turno de día y dos en la noche cuidan a 750 prisioneros. En las prisiones privadas se les deduce tiempo por "buen tiempo cumplido" pero por infracción se les añade 30 días a sus sentencias, es decir, más ganancia para la CCA. De acuerdo a un estudio de prisiones en Nuevo México se descubrió que las presas de la CCA perdieron "buen tiempo cumplido" a un promedio de ocho veces más que las prisiones operadas por el estado.
Importación y exportación de presos
Tal es la ganancia que ahora hay un nuevo negocio: importación de presos con largas condenas, es decir, los peores criminales. Cuando un juez federal falló que la congestión en las prisiones de Texas era un castigo cruel e inusual, la CCA firmó acuerdos con los alguaciles de condados pobres para construir y mantener nuevas cárceles, y repartirse las ganancias.
De acuerdo al Atlantic Monthly (dic, 1998) este programa fue apoyado por inversionistas de Merrill-Lynch, Shearson -Lehman, American Express y Allstate y la operación se esparció por todo el área rural de Texas. La goberandora Ann Richards siguió el ejemplo de Mario Cuomo en Nueva York y construyó tantas prisiones estatales que inundó el mercado, disminuyendo las ganancias a las privadas.
En vista de que una ley firmada por Clinton en 1996, —que puso fin a las supervisiones y decisiones de la corte— causó aglomeración y condiciones violentas e inseguras dentro de las prisiones, las corporaciones de prisiones privadas en Texas comenzaron a contactar con otros Estados cuyas prisiones estaban muy congestionadas, ofreciéndoles el servicio de "renta de celda" en las prisiones de la CCA en los pequeños pueblos tejanos. La comisión del comprador de camas es de 2,50 a 5,50 dólares por día. El condado recibe 1.50 por cada prisionero.
Estadísticas
Noventa y siete por ciento de los 125 mil presos federales son delincuentes no violentos. Se cree que más de la mitad de los 623 mil reos en cárceles municipales o de los condados son inocentes de los crímenes que se dice cometieron. De estos la gran mayoría está en espera de juicio. Dos tercios del millón de prisioneros estatales han cometido ofensas no violentas. El 16 por ciento de los dos millones de encarcelados sufre alguna enfermedad mental.