" Este 29 de diciembre se cumple el centenario de graduación, de la primera
mujer recibida de médica en la República Dominicana. Se trata de la joven
vendedora de gofios, negra y huérfana, Evangelina Rodríguez Perozo, nacida en
San Rafael del Yuna, el 10 de noviembre de 1880.
Curioso que su tesis haya sido “Niños con excitación cerebral”, calificada como sobresaliente por un médico misógino pero honesto, el profesor Octavio Pozo. Para presentarla, Evangelina tuvo que esperar la renuncia de monseñor Apolinar Tejera, rector del Instituto Profesional, y famoso por oponerse a la graduación de Heriberto Pieter, porque “mientras él presidiera el Instituto ningún negro se graduaría”.
Provinciana, había llegado a la capital precedida de gran reputación académica, ya que cuando se gradúo de Maestra Normal, una de tres mujeres, fue escogida para dar las gracias, pese a su “condición humilde”, como afirmara su profesora .
Hostosiana, continuó vendiendo gofio en la universidad para costearse los estudios y luego financiar su viaje a Francia, donde se especializa en Ginecología y Obstetricia y Pediatría, y llega a ser asistente del eminente doctor Jean Luis Faure.
Cuando regresa, en 1925, a San Pedro de Macorís, monta su consultorio en una barriada popular. A la semana ya había creado el programa “Gota de Leche” para madres de escasos recursos; servicios de obstetricia para exámenes pre y pos natales; cursos de actualización a comadronas, y lo que es más importante: prevención de enfermedades venéreas y de educación sexual en las escuelas.
Ahora que lo soez en el cine y en la música se ha convertido en la escuela de educación sexual de la juventud, es bueno recordar que ya en 1925, Evangelina propugnó por la educación sexual de las futuras generaciones dominicanas.
La violencia se ensañó contra esa excepcional inteligencia. La dictadura la sustituyó por la hermana de Minerva y Félix Bernardino, a quien declaró primera médica obstreta del país; la excluyó de los congresos médicos; del directorio profesional de sus colegas; la revista Fémina, en ese momento exitosamente penetrada por Minerva, la eliminó como colaboradora (a ella que también escribía cuentos y novelas); y los esbirros del SIM no solo la confinaron a la colonia Pedro Sánchez, del Seybo, sino a la fortaleza México, de San Pedro de Macorís, donde la golpearon y torturaron hasta hacerla enloquecer.
Abandonada en un camino de Hato Mayor, la última imagen de ella, infatigable caminante, fue la de una “loca” arrodillada con los brazos en cruz frente a la iglesia de la Altagracia, denunciando que Trujillo sometía al país a un baño de sangre.
¿No creen ustedes que, a cien años de su graduación, este 25 de noviembre el Hospital de la Mujer debería ser rebautizado como Hospital Evangelina Rodríguez?"
Curioso que su tesis haya sido “Niños con excitación cerebral”, calificada como sobresaliente por un médico misógino pero honesto, el profesor Octavio Pozo. Para presentarla, Evangelina tuvo que esperar la renuncia de monseñor Apolinar Tejera, rector del Instituto Profesional, y famoso por oponerse a la graduación de Heriberto Pieter, porque “mientras él presidiera el Instituto ningún negro se graduaría”.
Provinciana, había llegado a la capital precedida de gran reputación académica, ya que cuando se gradúo de Maestra Normal, una de tres mujeres, fue escogida para dar las gracias, pese a su “condición humilde”, como afirmara su profesora .
Hostosiana, continuó vendiendo gofio en la universidad para costearse los estudios y luego financiar su viaje a Francia, donde se especializa en Ginecología y Obstetricia y Pediatría, y llega a ser asistente del eminente doctor Jean Luis Faure.
Cuando regresa, en 1925, a San Pedro de Macorís, monta su consultorio en una barriada popular. A la semana ya había creado el programa “Gota de Leche” para madres de escasos recursos; servicios de obstetricia para exámenes pre y pos natales; cursos de actualización a comadronas, y lo que es más importante: prevención de enfermedades venéreas y de educación sexual en las escuelas.
Ahora que lo soez en el cine y en la música se ha convertido en la escuela de educación sexual de la juventud, es bueno recordar que ya en 1925, Evangelina propugnó por la educación sexual de las futuras generaciones dominicanas.
La violencia se ensañó contra esa excepcional inteligencia. La dictadura la sustituyó por la hermana de Minerva y Félix Bernardino, a quien declaró primera médica obstreta del país; la excluyó de los congresos médicos; del directorio profesional de sus colegas; la revista Fémina, en ese momento exitosamente penetrada por Minerva, la eliminó como colaboradora (a ella que también escribía cuentos y novelas); y los esbirros del SIM no solo la confinaron a la colonia Pedro Sánchez, del Seybo, sino a la fortaleza México, de San Pedro de Macorís, donde la golpearon y torturaron hasta hacerla enloquecer.
Abandonada en un camino de Hato Mayor, la última imagen de ella, infatigable caminante, fue la de una “loca” arrodillada con los brazos en cruz frente a la iglesia de la Altagracia, denunciando que Trujillo sometía al país a un baño de sangre.
¿No creen ustedes que, a cien años de su graduación, este 25 de noviembre el Hospital de la Mujer debería ser rebautizado como Hospital Evangelina Rodríguez?"
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