Monday, February 06, 2012

Primera parte - Cultirizando

Hasta los años 40 y 50 la palabra cultura se asociaba con las “bellas artes”, la “música clásica”, la pintura, la escultura, cierto tipo de teatro, y un acervo literario compuesto fundamentalmente por obras producidas por autores de Occidente.
Ser “culto” en esos tiempos era “conocer la cultura e historia grecorromana”, los “clásicos”; los estilos de la pintura europea; los “grandes” músicos, figurando de manera predominante Beethoven, Bach, Brahms, Mozart y Vivaldi, con la música barroca como la gran música; y considerados mayores autores literarios, especialmente los y las novelistas.
Antes de esas décadas, las expresiones culturales de África, El Caribe, América Latina, Asia y los llamados países del Tercer Mundo, no se consideraban cultura, como tampoco se consideraban las expresiones cotidianas de la gente: religiosidad, arquitectura, culinaria, folklore, artesanía, sus modos de expresión.
Las llamadas políticas culturales, anteriores a estas décadas, tuvieron siempre una función legitimizadora del concepto tradicional de lo culto, y tenían como objetivo construir una identidad colectiva que unificara los llamados valores propios de un territorio o colectividad, con el objetivo de fomentar un concepto general y -homogéneo- de cultura para los/as miembros de la sociedad.
La definición tradicional de lo culto, perseguía objetivos muy claros, por una parte, la construcción de un concepto de cultura que excluyera toda diferencia y por ende toda posible disidencia; y por otra, separar la cultura del hecho histórico, presentándola como algo inmutable, antihistórico. Era reducir la cultura a un legado de los muertos, despojándola de toda posibilidad de instrumentalización como agente de cambio.
Esta definición de cultura cambió durante los años 50, cuando la UNESCO se esforzó en definir el concepto de cultura como EL CONJUNTO DE MODOS DE VIVIR, HACER Y CREAR DE LAS PERSONAS, revolucionando no solo el concepto tradicional de lo que es culto, elevando el quehacer cultural a un ejercicio cultural y producto cultural, sino también el concepto de patrimonio cultural, creando una diferenciación entre el patrimonio cultural, material e inmaterial.
El patrimonio cultural material tiende a ser duradero. Allí están incluidas las ciudades que son patrimonio de la humanidad, las construcciones, la producción de objetos. El patrimonio inmaterial, esta constituido por los SABERES, celebraciones, tradiciones, folklore, formas de expresión, y tiende a modificarse rápidamente, creando el espacio para la acción cultural transformadora, para el cambio.
¿Cambio de que? De los valores que atribuimos al hecho cultural, que a fin de cuentas son todos inmateriales porque están relacionados a los significados que nos han inculcado, para atribuir tanto al patrimonio material como inmaterial un carácter cultural, para convertirlos en HECHOS culturales.


Articulo 
Escrito por: Chiqui Vicioso (luisavicioso@hotmail.com) Para el verpertino el Nacional...

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